Dragones no. 308 y el patrimonio edificado en Centro Habana

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Por: Marcos Antonio Tamames Henderson.

Al centenario de Martha Arjona Pérez.

Entre los bienes con valores patrimoniales directamente vinculados al quehacer de la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana, institución que el pasado 9 de enero arribó al 229 aniversario, la Oficina de Monumentos y Sitios del Municipio Centro Habana registra la casona ubicada en la calle Dragones no. 308, antiguos números 60 y 62, entre Rayo y San Nicolás, en el corazón del Barrio Chino, aproximémonos a su proceso de patrimonialización a partir de dos de los criterios defendidos por la arquitecta Eliana Cárdenas: el uso y su representación.

Dragones no. 308 es inscrita como bien cultural por el Museo Histórico Municipal de Centro Habana el 23 de abril de 1984, fecha en la que la especialista Lina Elsa Grisantti la incorpora al inventario base de Monumentos y Sitios por sus valores históricos y arquitectónicos, al tiempo que distingue entre los primeros el hecho de que la Real Sociedad Económica de Amigos del País convirtiera esta edificación en sede de la Academia de Pintura y Escultura San Alejandro en el siglo XIX, donde cursaron estudios personalidades de la talla de José Martí, Carlos Baliño, Amelia Peláez y Camilo Cienfuegos. De los valores arquitectónicos Grisantti no ofrece detalle alguno.

Una actualización de la planilla de inventario es realizada el 8 de mayo de 1998 por el arquitecto Vladimir Calderón, quien deja constancia en su informe de la potencialidad de esta construcción como Monumento Local «por su interés cultural, histórico y social» para Centro Habana, proyecto que enfrentaría el reto de la clasificación tipológica, en tanto se trata de una construcción «doméstica» rehabilitada una y otra vez en función «civil«, es decir, para escuela, talleres y biblioteca. 

Describe Calderón la magnificencia del edificio y destaca los amplios vanos, el balcón corrido y la hermosura de la herrería, oficio que dejó un rico testimonio en los guardavecinos  que dan cierre al balcón, elemento al que Alejo Carpentier llamara «Frontera decorativa» en La ciudad de las columnas al tiempo que anunció: ¨Nacieron allí, en lo alto, nuevas liras, nuevas claves de sol, nuevos rosetones, remozándose un arte de la forja que estaba en peligro de desaparecer¨.  Desde lo expresivo, el fotógrafo Néstor Rey Jiménez apunta: ¨por su grosor, complejidades, armonía de formas a escalas y proporcionales con cada fachada, era un enlace coherente en el conjunto arquitectónico de cada calle y por consiguiente de la ciudad¨.

La legitimidad como bien patrimonial se hizo pública en 1996, cuando el Centro Nacional de Escuelas de Arte colocó en su fachada una tarja en la que hace constar la permanencia en él de la Academia de Bellas Artes San Alejandro entre 1857 y 1961; una «construcción conmemorativa» si se tiene en cuenta que tenía por fin «otorgar determinada significación al área donde se encuentra».  Pero, ¿cuán antiguo puede ser el reconocimiento de este inmueble en el ámbito del Patrimonio Cultural?

Las Guías de Forasteros de la Isla de Cuba presentan en sus páginas varios inmuebles de extramuros en función de la política educativa de la Sociedad Económica en la primera mitad del siglo XIX. En la edición de 1824, por ejemplo, se anuncia en el barrio de la Salud el funcionamiento de dos escuelas gratuitas de primeras letras fundadas el 1ro de septiembre de 1819 y enero de 1821, respectivamente; así como el financiamiento de otras tres para niños pobres: una en la Salud y dos en el barrio Jesús María, obras que, junto al Jardín Botánico (mayo de 1817), la Escuela Gratuita de Dibujo y Pintura (13 de enero de 1818) y el Real Museo de Anatomía Descriptiva con sede en el Convento de San Agustín (de 1823), en La Habana de intramuros, se erigen en representación del accionar de los ilustrados habaneros.

  ¿Cuándo se inician los vínculos entre el inmueble de Dragones no. 308 y la Sociedad Económica? Dos fuentes ofrecen criterios al respecto: el «Atlas del Patrimonio Cultural de Centro Habana» toma como referencia la ubicación en él de la Revista Bimestre Cubana, con origen en mayo de 1831,  publicación a cargo de la Sociedad,  mientras el expediente «Edificio Dragones 62. Comunicaciones relativas al mismo», atesorado entre los fondos documentales de Sociedad Económica en la Biblioteca Nacional José Martí, ofrece evidencias de que en la junta celebrada el 17 de enero de 1856, se informó que D. José Gutierrez de la Concha, gobernador y capitán general de la Isla, ha dispuesto poner «la casa de la calle Dragones a disposición del Cuerpo [de la Sociedad], y la orientación de la formación del presupuesto necesario para su reparación.

¿Dónde radicaba hasta entonces?

 El historiador Jacobo de la Pezuela, al abordar el acápite relacionado con el Oratorio de San Felipe Neri, anota que tras la confiscación del área conventual en 1841 y su posterior restauración por el Gobierno, fue instalada allí la Sociedad Económica «que no tenía donde celebrar sus sesiones», a lo que añade que con posterioridad se ubicaron la biblioteca, de unos 42000 volúmenes, la escuela gratuita de Nobles Artes, un pequeño gabinete de historia natural y una sala de exposición de industria.  El Plano Pintoresco de La Habana con sus números de las casas, de B. May y Cía, de 1853, da fe de la ubicación de la Biblioteca en dicho edificio.

A partir de esos referentes puede plantearse que el inmueble se vincula de forma permanente a la Sociedad a partir de 1856, año en que debió colocarse en el frontispicio el nombre de la institución. La presencia de ilustrados cubanos como José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero, Felipe Poey y Domingo del Monte, entre otros, enriquecen sus valores históricos.

La Academia de Bellas Artes de San Alejandro, según indica la tarja colocada en su fachada en 1996, arribó a este inmueble en 1857, y su anuncio en la Guía de Forasteros de la Siempre Fiel Isla de Cuba para el año de 1862 corrobora la interrelación del inmueble con la sede de la Sociedad: «Academia de dibujo y pintura // […] se halla establecida en el edificio de la Real Sociedad Económica y se denomina San Alejandro, nombre de su fundador el Sr. don Alejandro Ramírez».  Obsérvese la frase: «en el edificio de la Real Sociedad Económica».

La Profesora Luz Merino Acosta señala que dicha Academia debe el origen a iniciativa particular del francés Juan Bautista Vermay, quien recurre «al Real Consulado [en 1817] para instalar, por cuenta propia, una escuela de dibujo y pintura», solicitud que secunda la Real Sociedad con el principio de permitir el acceso a ella de las clases menos acomodadas. El Diario del Gobierno, anunció su inauguración para el lunes 12 de enero de 1818 en un salón del Convento de San Agustín bajo el título «escuela gratuita de dibujo y pintura».  La Guía de Forasteros registra como fecha de fundación el día 13.

Ilustran los apuntes de Grisantti en la planilla de inventario la asistencia a la Academia de alumnos que escribieron páginas memorables en la historia de Cuba. De ellos el Museo Histórico Municipal presenta como evidencias: 1- una fotocopia del fragmento del registro alumnos en el curso 1867-1868, donde aparece José Martí; 2- dos fotografías de alumnos y profesores en el patio de Dragones no. 308, alrededor de 1944 y, 3- un sobre de carta timbrado dirigido al Comité Estudiantil Revolucionario de San Alejandro, de 1959, entre otros.

Destaca también Luz Merino que si bien la Academia se hizo popular con el nombre de San Alejandro, en su devenir tuvo cinco denominaciones: 1- Academia de Dibujo y Pintura (1817), 2- Academia «San Alejandro» (1832), 3- Sección de la Academia de Nobles Artes de San Fernando (1833), 4- Academia de Nobles Artes de San Alejandro (1852) y 5- Escuela Profesional de Pintura y Escultura de La Habana (1866),  periodos a los resulta inherente un estatus diferente en la enseñanza artística en Cuba, hecho que la coloca en un antecedente histórico importante en la historia del ISA, Universidad de las Artes.

Su nombramiento como Escuela Profesional de Pintura y Escultura por Real Orden de Su Majestad del 2 de julio de 1866 con un nuevo plan de estudios, permitió que sus alumnos premiados recibieran el título en el Aula Magna de la Universidad en el Convento de San Luis de Letrán. Definitivo fue en este sentido el año 1934, cuando se otorgó oficialmente la categoría de Escuela Nacional Superior de Artes Plásticas San Alejandro, con 4 años de estudios. Ello explica que, en el currículo de Rita Longa, Premio Nacional de Artes Plásticas 1995, aparezca la Academia de San Alejandro con el calificativo Alma mater, expresión latina que se utiliza para referirse metafóricamente a la universidad.

Si además se toma en consideración la participación de profesores y alumnos de San Alejandro en la conservación de las obras museables, como en los casos de Federico Sulroca, Domingo Ravenet, Augusto Oliva Blay, «quien fue conservador desde la década del 30»,  también se encuentra en esta institución los antecedentes de la Facultad de Conservación del Patrimonio Cultural del ISA, y un hito histórico en esta perspectiva es el nombramiento de Antonio Rodríguez Morey como Conservador del Museo Nacional en 1918 por el Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes.

Otras instituciones que otorgan valores patrimoniales a este edificio desde inicio de la segunda mitad del siglo XIX son la Biblioteca Pública de la Sociedad Económica y la Junta de Aprendizaje de La Habana. De ellas la más antigua, fundada junto a la Sociedad el 9 de enero de 1793, resulta ser la Biblioteca Pública, que tuvo por primera sede la sala de la casa que ocupaba Antonio Robredo, nombrado bibliotecario el 25 de julio, donde permanece hasta 1800, año en que se traslada al convento de Santo Domingo el 18 de septiembre bajo la custodia de Fray Manuel de Quesada, hasta décadas después, el 24 de noviembre de 1844, que se instala en el Oratorio San Felipe Neri. La Guía de Forasteros de 1829 indica como sede el convento de los Padres Predicadores y anuncia estar abierta al público en el horario de 9 am a 12 m y de 3pm a 4 pm, todos los días exceptuando solo los festivos.

La Biblioteca se traslada a Dragones 62 el 6 de julio de 1856. ¿Al edificio de la Real Sociedad Económica o una casa colindante con él? Un análisis de las referencias que a este inmueble hace el Nomenclátor Comercial, Agrícola, Industrial, Artes y Oficios. Directorio General para la Isla de Cuba 1883 – 188417 y el Directorio de Cuba en 1927, demuestra que en realidad a cargo de la Sociedad Económica se encuentran dos viviendas: la no. 62, sede la Sociedad y en la que se ubica la Academia, y la no. 60, donde se ubicaría la referida Biblioteca Pública, hecho que corrobora la nota publicada por la Guía de Forasteros de 1862.  Resulta probable que se trate de una sola unidad edificatoria, tesis que ilustra las observaciones que acerca de la Biblioteca se incluyen en el expediente de Dragones no. 62

De la segunda institución, la Junta de Aprendizaje de La Habana, da cuenta la Guía de Forasteros correspondiente a 1862, registrando su Secretaría en Dragones no. 62, donde «tiene su despacho abierto al público todos los días de trabajo desde las nueve de la mañana hasta las dos de la tarde».

Desde una perspectiva histórica es preciso apuntar que la Junta de Aprendizaje de La Habana se funda 1839 por la Real Sociedad Económica a cargo de la Sección de Comercio e Industria Popular con el objetivo de ubicar en talleres y establecimientos industriales los jóvenes que deseaban dedicarse al aprendizaje de las artes y los oficios. Un momento clave en su desarrollo resulta ser la reorganización realizada por José Gutiérrez de la Concha, gobernador y Capitán General de la Isla, quien la declara «Sección de Artes» en 1851 con atribuciones propias  y, por Superior Decreto, la nombra «Junta de Aprendizaje de La Habana y su jurisdicción administrativa», con dependencia del Gobierno Político de la Isla.

Acompaña su ubicación en la Guía el desempeño de sus funciones, una lección que, salvando la distancia temporal y sus características contextuales, deviene lección de proyecto de desarrollo local:

Tiene a su cargo el «Asilo de San José», taller general de artes y oficios, establecimiento naciente destinado a recoger y enseñar un arte y oficio a los jóvenes huérfanos y desvalidos, y aun a los que no hallándose en estas circunstancias dan lugar por su conducta o por el abandono de sus padres, a que el Gobierno se ocupe de proporcionarles los medios de hacerse hombres útiles a sí mismos y a la sociedad. // En la actualidad hay establecidos talleres de tabaquería, zapatería y hojalatería, estando en expectativa de levantarse el de herrería y fundición, se sostiene el establecimiento con los productos de los mismos talleres y con los alquileres de los esclavos del Depósito Judicial, cuya administración tiene a su cargo la Dirección // Preside la Junta el Gobernador Político de La Habana, // Vice-presidente: Sr. Arcediano Dr. don Bonifacio Quintín de Villaescusa.

¿Qué razones explican la ubicación de esta Junta en el Edificio de la Sociedad Económica donde reside la Academia de Bellas Artes? La reubicación hecha en 1851 por Concha, de la «Sección de Comercio e Industria Popular» a la «Sección de Artes», podría ser uno de sus argumentos si se tiene en cuenta el lugar que ocupa el término arte para sus miembros desde la fundación de la Academia, quienes en estrecho vínculo con un anhelado desarrollo industrial en la Isla han dado prioridad al dibujo por encima de la pintura en los primeros años.  Se trata de un arte estrechamente vinculado a los oficios de los que hace gala la herrería del balcón y los referidos guardavecinos.

En la actualidad, como continuidad de su uso en la enseñanza, tiene su sede en este edificio el Instituto Preuniversitario Sergio González, nombre con que se honra la memoria del gran adalid de Centro Habana, «El Curita» y al que se le rinde homenaje cada 19 de marzo, fecha en fue asesinado por esbirros batistianos, mediante una peregrinación organizada por el Museo Municipal desde esta escuela hasta el monumento erigido al mártir en las cercanías del lugar en que estuvo la imprenta en que laboraba, un sitio histórico vinculado a la primera impresión de La historia me absorberá.

Por las coordenadas epidemiológicas del pasado año (2021), no fue posible realizar la referida peregrinación el 19 de marzo, sino el 29 de octubre, celebración del centenario de su natalicio. En Dragones 308 tiene el patrimonio cultural centrohabanero un testimonio de la Ilustración en Cuba, una sustancial huella de «la casa ilustre donde han tenido asiento los hijos más sagaces y útiles de Cuba», al decir de José Martí.

Blog Museo Municipal de Centro Habana

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