El nuevo año lunar

Año lunar-patrimonio

Por: Marcos Antonio Tamames Henderson

Dentro del universo cultural chino un lugar distintivo lo ocupa, sin lugar a dudas, su calendario, una organización del tiempo cuya data se registra aproximadamente dos siglos y medio antes de Cristo a causa de encontrar respuesta a la necesidad de registrar las estaciones y, en torno a ellas, organizar no solo la vida económica, sino también la cotidianeidad de los habitantes de sus pueblos en tres dimensiones temporales: pasado, presente y futuro. Al margen de su calendario no es posible comprender la cultura china, y es que en él puede encontrar el investigador un sistema sígnico profundamente arraigado tanto en lo social como en lo particular. El calendario es, pues, la expresión de un sistema cosmogónico que acompaña al inmigrante más allá del espacio y el tiempo, una especie de puente entre uno y otro.

Así, el calendario chino deviene una carta de presentación que desde la cultura popular tradicional reafirma el origen de sus hijos, al tiempo que, en los procesos interculturales, deviene una válida estrategia de inserción en tanto no es posible escapar a las seductoras expresiones del año lunar y sus profecías. Nacer bajo la egida de uno de los personajes del santoral católico (o una de sus deidades asociadas) difiere del acto de llegar al mundo al amparo de una de las 28 constelaciones del zodiaco lunar, incluso dentro de cada «casa lunar», en dependencia del día y la hora, así se manifestará la personalidad del individuo.

¿Cómo vivieron el advenimiento del Nuevo Año Lunar los inmigrantes chinos de La Habana en la segunda mitad del siglo XIX? ¿Qué experiencias acompañaron el proceso de celebrar la Navidad y el Día de Reyes ante la segunda llegada de la luna nueva tras el solsticio de invierno?

Quizás no podamos encontrar en la literatura de entonces auténticos testimonios de ello, pero una mirada desde la cultura de entonces podría aproximarnos a ello. Con asombro y desconfianza habrían de escuchar los repiques de campanas por el 24 de diciembre, y otro tanto por los toques de tambores protagonizados por cabildos en torno a sus templos e iglesias el 6 de enero; con dedicación y esperanza debieron recibir la luna que marca el inicio del Año Nuevo Chino, entre el 21 de enero y el 20 de febrero, una orientación cósmica para dar inicio a la siembra de las verduras y hortalizas que llevarían a las plazas y mercados, o, de forma directa, al cliente interesado en ofrecer en sus establecimientos productos sanos y de calidad extrema.

Cuatro momentos marcan hoy la celebración del Año Nuevo Chino: la decoración, la cena de reunión familiar, los fuegos artificiales y la entrega de regalos. Todos ellos, resueltos en armonía con el universo cosmogónico de su cultura; es decir, mediante un conjunto de detalles de notable espiritualidad y simbolismo con centro en la familia y la amistad. Dedicar tiempo a decorar los espacios cotidianos, debió dar sentido a los festejos por el advenimiento del nuevo año lunar a los inmigrantes chinos en La Habana.

Una alegría que a falta de la familia se comparte entre paisanos en una lengua que, por originaria, acorta la distancia tanto de los seres queridos como de los ambientes y atmósferas a los que se está acostumbrado; asumir la preparación de platos típicos, reformular sus recetas acordes a los ingredientes existentes en el contexto cubano y compartir sus resultados con quienes les han acogido en estos lares, debió ser una experiencia en fomento de un nuevo acrisolamiento identitario: lo cubano. Reyes de la pirotecnia, legendarios en el arte de los fuegos artificiales, se sumaron con ingeniosidad los chinos a los espectáculos de las fiestas tradicionales habaneras, mientras para su Fiesta de Primavera hicieron del rojo el más popular emblema de su dicha; en los espacios públicos, mediante diseños de hermosos faroles en papel; en lo particular, a través de sobres con monedas a los que acompañan con frases que vaticinan la buena suerte.

El martes 1ro de febrero estaremos celebrando el advenimiento del Nuevo Año Chino; y desde ya, augura el Tigre, esta vez apoyado en el elemento agua, la suerte que acompañará a la Rata, al Buey, al Conejo, el Dragón, la Serpiente, el Caballo, la Oveja, el Mono, el Gallo, el Perro y el Cerdo en los venideros 12 meses, una misión que cumplirá el Conejo a partir del 22 de enero del 2023. Desde ya se diseña y organiza la Fiesta de Primavera en el Barrio Chino, una tradición que conecta el pasado, presente y futuro de la comunidad china en Cuba.

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