Vendedores ambulantes de flores naturales

Florero-patrimonio

Los vendedores populares de La Habana

Hay dos formas de vender las flores naturales: ambulante y fija, que es la más frecuente. Los vendedores ambulantes de flores naturales, ya no constituyen un elemento inseparable de nuestro paisaje cultural. Han ido desapareciendo gradualmente y en nuestros días son muy pocos los que vemos en las calles habaneras. Es posible que algunos se hallen establecidos en comercios fijos, que si abundan en La Habana.

Hay floreros que venden en carretillas y se sitúan fijos en una esquina a recibir la clientela. La vieja costumbre de llevar flores a los muertos se conserva en nuestra isla con bastante fuerza. A los santos católicos o de otras religiones existentes en Cuba, como la santería, también se le ofrecen flores. Las flores se venden para uso festivo, ornamentales y de otra índole. Un rasgo típico de los floreros ambulantes es la canasta que colocan en su cabeza sobre un rodillo de tela y papel en la que llevan la mercancía, estas canastas se hacen de una planta llamada bejuco de canasta, muy dura, y que se da solamente en algunos lugares de la Isla. El borde de las mismas, que ha de ser muy resistente se cubre con yagua de palma.

Hay quienes sustentan que el origen de la venta ambulante de flores en Cuba es gallego. Y nos ponen como ejemplo el hecho de que un porcentaje grande de los actuales floreros ambulantes y fijos es español, en su mayoría procedentes de Galicia.

Referencia bibliográfica: Archivo de Patrimonio Intangible y Historia Local del Museo Municipal de Centro Habana.

Citado textualmente de Barnet, Miguel: Los vendedores populares de La Habana, en Revista Catauro, no. 4, 5 y 6.

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